siervo fiel y amigo de Jesús,
muchos te han olvidado por tener
el mismo nombre del traidor
que entregó a tu amado
Maestro en las manos de sus enemigos,
pero la Iglesia te honra e invoca universalmente
como el Santo de los casos difíciles y desesperados.
Ruega por mí, que soy tan impotente;
haz uso de ese privilegio tan especial
que se te concedió para ayudar
visible y rápidamente a aquellos
cuya esperanza la tienen casi perdida.
Ayúdame en esta gran necesidad,
para que pueda recibir consuelo y socorro
del cielo en todas mis necesidades,
tribulaciones y sufrimientos, particularmente
en . . . (mencione aquí su intención)
y que pueda alabar siempre a Dios contigo
y con todos los Santos.
Te prometo, San Judas,
siempre ser consciente de este gran favor
y nunca dejar de honrarte como mi patrono
especial y poderoso,
y hacer todo lo que esté en mi poder
para fomentar tu devoción.
Amén.